Me siento profundamente
indignada.
Creo
que la ciudadanía en general, cuando escucha hablar sobre “ese asunto” como
dice el presidente del gobierno, no es suficientemente consciente del tremendo
dolor que “esa ley” que el presidente
no llega ni a nombrar, va a suponer nuevamente para miles de mujeres. El dolor
de la humillación que supone ser considerada una menor de edad y sometida al
juicio de profesionales médicos, y tener que ser considerada una enferma mental
en potencia, para poder ejercer el derecho a una libre decisión. El dolor de
tener que recorrer un laberinto complicado, en el caso de chicas de 16 o 17
años, que probablemente implique graves enfrentamientos familiares. El dolor de
perder todo derecho a la autonomía y la intimidad. El dolor de verse
convertidas en seres sometidos a las decisiones de profesionales de la medicina
y la judicatura. Incluso el dolor de ser consideradas eternas menores, por lo
que ni siquiera merecemos las mujeres el derecho a ser juzgadas por nuestros
actos, cuando tales actos son erróneamente considerados delitos por un gobierno
de corte fascista. El dolor de las consecuencias para la salud, que tienen para
las mujeres los abortos realizados en condiciones de falta de higiene y
profesionalidad. El dolor de tener que recurrir a abortos clandestinos como si
fuéramos delincuentes. El dolor de viajar para llevar a cabo un aborto “a
escondidas” fuera de nuestro país. El dolor de verse doble o triplemente
marginadas por carecer de medios económicos u otro tipo de recursos para
acceder a este tipo de abortos.
¿Por
qué tenemos que seguir soportando ser sometidas a un papel de víctimas, ser
agredidas en nuestros cuerpos, nuestras emociones, nuestra independencia,
nuestra autonomía, nuestra sexualidad, nuestra integridad? Somos humanas, somos
personas, demostramos cada día nuestras capacidades y habilidades, sostenemos
todas las sociedades del mundo, con nuestros conocimientos y nuestro trabajo
visible e invisible. Tenemos derecho a disfrutar de todos los derechos y todas
las libertades
La
sociedad que sale a la calle para gritar y protestar por otros atentados,
debería estremecerse ante esta tortura, esta forma de terrorismo que es la
violencia permanente contra las mujeres, y rebelarse contra ella, exigiendo la
erradicación de este sistema de dominación que es el patriarcado.
Escrito de Pilar Iglesias Aparicio
17 de enero de 2014
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