sábado, 9 de agosto de 2014

¿QUIÉNES SON LAS MUJERES ASESINADAS POR VIOLENCIA DE GÉNERO?

Ni la edad, ni la formación académica, ni la nacionalidad, ni la profesión, ni la ideología política, ni la clase social… sirven como señas de identidad que permitan “clasificar” a las mujeres que son asesinadas por sus parejas o ex parejas.  No son “las otras” las que mueren, somos “nosotras”, somos todas, las potenciales víctimas de la violencia de género. No podemos escudarnos en un ningún tipo de espejismo. La brutal realidad nos recuerda, tristemente con la pérdida de la vida de una mujer más, que nuestra amiga, nuestra vecina, nuestra profesora, nuestra madre, nuestra compañera de trabajo, sindicato o partido, o nosotras mismas, somos víctimas potenciales de violencia de género, por el solo hecho de ser mujeres.

Basta mirar, por si nos queda alguna duda, o intentábamos que aún nos sirviese el autoengaño, a los datos de las mujeres asesinadas en Andalucía durante los últimos meses:

Una sindicalista curtida en la defensa de los derechos, una joven profesora entusiasta y amante de su profesión, una arqueóloga recientemente nombrada directora de museo, una mujer muy joven que se creía a salvo por haber vuelto a la casa familiar… Cualquiera de ellas podría ser una de nosotras. Cualquiera de nosotras que hoy nos manifestamos, nos indignamos, o escribimos o leemos estas letras, podríamos ser ellas.

Ninguna víctima de violencia de género es un caso aislado. No son muertes accidentales, ni las mujeres asesinadas responden a un patrón determinado. La violencia de género sigue estando presente en nuestra sociedad, con formas más sutiles, disimulada en ocasiones bajo micromachismos de nuevo cuño, permitida en páginas de Internet que divulgan conceptos ponzoñosos contra las mujeres que reclamamos el derecho inviolable a la libertad y la dignidad como personas. Pero sigue presente, como una lluvia fina que cala hondo y moldea creencias y comportamientos. Tampoco los asesinos de las mujeres son casos aislados, extraños, enfermos, sino hombres producto de un sistema patriarcal que pone las bases para que crezcan con las creencias y las actitudes que les llevan a creerse con derecho a ser dueños de la vida de las mujeres.

Por todo ello, es imprescindible aplicar de verdad la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, no sólo en todo lo que significa protección real de las mujeres ante la más mínima señal de violencia, sino también en lo relativo a sensibilización de toda la sociedad, formación de profesionales y prevención en el campo de la educación.


En cada mujer humillada, discriminada, violada, insultada, asesinada, todas somos agredidas. Pero también cada mujer que da un paso al frente contribuye a la libertad de todas las mujeres. Somos la mitad de la humanidad, somos fuertes y sabias, y necesitamos permanentemente la herramienta política de la sororidad para derribar estos muros de la vergüenza que aún aprisionan a las mujeres, a todas nosotras, aquí y ahora.

Pilar Iglesias Aparicio

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